Columna Camina Conmigo

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Aún hay otras alhóndigas por incendiar

Marco Antonio Meza-Flores

Teólogo y Psicoterapeuta

“Será el sereno… pero”, una vieja frase que muchos dicen y no entienden. Pues dejen les platico que esta frase se decía porque el sereno era lo que hoy conocemos como velador, era quien regulaba el alumbrado público y en algunos barrios privados, quien abría las puertas; Sin embargo, su uso coloquial es para resaltar cuando algo no nos convence, cuando lo que está pasando como que no cuadra y lo vemos con incredulidad.

Es por eso que comencé con esta frase “Será el sereno… pero”, y aunque sé que no es el nombre del título, creo que queda muy bien para precisamente darle fuerza al título, porque es una estupidez, sí, así, con cada letra, resaltada, en negrita, subrayada y gritada “ESTUPIDEZ”, que a Javier Duarte le den nueve años de cárcel, por desvío de recursos o lavado de dinero y vinculación con delincuencia organizada, mientras que a Jacinta Francisco Marcial le den veintiún años por “supuesto” secuestro a seis agentes de la AFI. Pero qué pasa con nuestro sistema de justicia, que a los que no hacen nada les cargan todo el peso de la ley, y a los delincuentes hasta los premian.

Por eso es el título “Aún hay otras alhóndigas por incendiar”, porque necesitamos, sí, como se lee, necesitamos quitar este sistema de injusticia que tenemos en el país, así como otros, necesitamos incendiarlo, desaparecerlo y darle esperanza a los que menos tienen, no es posible que sigamos callados y aletargados, mientras el país se va al carajo; y sí, viene un nuevo gobierno, pero muchos están con la expectativa de ¿qué pasará? Porque ya no creemos en nadie, pero seguimos votando por ese alguien.

Aún hay otras alhóndigas por incendiar, porque como empecé, “será el sereno… pero”, hay silencio, hay ceguera, hay oídos tapados, por qué necesitamos que nos pase algo para poder decir ¡basta! Por qué.

Y como el sistema de justicia… o injusticia, hay otras cosas interesantes que incendiar, el sistema educativo, el sistema de transporte, el sistema de gobierno en general, basta con darse una vuelta en nuestra ciudad para ver el caos en el que se vive, pero ya “es normal”, y no debería de serlo, porque no se puede vivir en un cuchitril y estar en silencio… o no se debe.

Sin embargo, “seguimos celebrando”, qué, no sé, pero celebramos, porque nos marean con cuentos y fantasías, “pan y circo”, y nos lo comemos tan ricamente, sabe tan bien, pero ¿sabrá bien que nos falten 43 alumnos, que la ama y señora del Sindicato de Educación sea libre, que Duarte sólo pague nueve años de cárcel? No, no sabe bien, apesta.

Hay muchas alhóndigas por incendiar, y urge, muchísimo, porque duele, y duele hondo, ¡no sé! Creo que hasta quiero llorar de impotencia, pero sigamos, sigamos caminando, camina conmigo, busquemos la igualdad, la equidad, la justicia, quien quite y mañana “se sea el sereno”, pues incendiamos esas alhóndigas que pesan, y pesan mucho.