Peseras del terror
Marco Antonio Meza-Flores
Teólogo y Psicoterapeuta
Hoy vamos a platicar sobre el transporte público que tenemos en la ciudad. ¡A poco no les da coraje! La gran mayoría de ellos parece que traen una discoteca con ruedas, el ruido estridente es tremendamente fuerte, al grado que uno puede bajar aturdido o hasta sordo de ellos, ¡ah, pero diles algo! No sólo se enojan, sino hasta te faltan al respeto, y lo que muchos decimos solamente es “le puedes bajar a la música”, pero pareciera que uno los está insultando.
Además, si le sumamos a su ruido la forma en cómo manejan se pone peor el asunto, se pasan altos, juegan carreras, se le cierran a los demás, se ponen en la mitad de carriles, o se cruzan en diagonal haciendo que se obstruya el tráfico, hacen paradas en donde no hay (aunque esto es problema también de nosotros que no nos ubicamos en los lugares que se supone son paradas de transporte público), me ha tocado ver cómo se suben a las banquetas y hasta a camellones sólo para evitar las filas que se hacen.
También está la falta de climas, tenemos peseras arcaicas, muy, muy, muy viejas, así como se lee, exageradamente viejas y parece que la Oficina de Transporte Público hace caso omiso a las demandas de muchos de los que usamos este tipo de transporte, no importa el tamaño de la demanda, ellos se hacen los sordos, o en realidad no leen las quejas.
Vivimos en un caos de transporte, desde los que las manejan, hasta los que las usamos nos quedamos callados y con las quejas porque se piensa “no harán nada”, es necesario hablar, callar no sirve de nada, levantar la voz es probable que sí, a lo mejor no en un instante, pero sí en momento, por eso es que hay que decir las quejas.
Una de las cosas que debemos aprender es que no estamos tomando rutas gratuitas, ¡estamos pagando un servicio! Por ende, debe ser un servicio bueno, no pido (al menos yo) un servicio de primer mundo (que sería lo ideal), pero por lo menos un buen servicio, porque no es gratis y sale de mi bolsillo.
Necesitamos alzar la voz, decir ¡BASTA! (Así, gritado), porque no es justo que sigamos viviendo así, no hablaré del narco, mucho menos del crimen organizado, sino de la falta de buen transporte, de choferes que entiendan el sentir del cliente, de buenas unidades, de transporte digno, es cansado tener que tolerar su ruido, su manejo tan indecente, y sus groserías, me ha tocado ver y oler a choferes en efectos marihuanos, no les digo que dejen de hacerlo, pero sí, les pido que no mientras se supone trabajan.
Nos toca rendir cuentas, nos toca decir basta, nos toca dejar de callar.
Por lo demás camina conmigo, te aseguro que podremos dejar la carga y sobre todo, dejar de temer a “las peseras del terror” y construir un trasporte digno de la ciudad. Un abrazo.