Ojo y por ojo y todos quedaremos ciegos
Marco Antonio Meza Flores
Teólogo y Psicoterapeuta
Últimamente se han escuchado más noticias sobre linchamientos en algunas partes de la República Mexicana, sobre todo en la ciudad de Puebla, todo es consecuencia de un pueblo cansado, lleno de rabia y a veces impotente de ver cómo las autoridades no hacen nada por poner en su lugar a aquellos que delinquen, sino todo lo contrario, los dejan libres rápidamente y hasta casi casi los felicitan.
El pueblo está cansado de tanta injusticia, en donde a una mujer que robó por décadas a los trabajadores de la educación la dejan libre y a un vendedor de Bimbo lo castigan por el delito de robar, sólo que la primera robó millones y el segundo robó algunos cuantos pesos; no aplaudo lo que hizo, pero sí creo que la ley no se aplica con el mismo rigor que debería hacerse.
Y es que con tanta injusticia y corrupción es difícil vivir en el país, pues podemos ver cómo en algunos lugares los “funcionarios” se roban a más no poder las cosas que se supone le pertenecen al pueblo y después inflan los costos de servicios primarios para que el ciudadano sea el que pague aquellos robos que se hicieron.
Añade a eso que la “policía” que se supone debe estar para servir y proteger, es la primera en que nos desprotege y se sirve de nosotros. Bueno, todo eso tiene hasta el gorro a la ciudadanía, la dejadez del gobierno, la corrupción de las leyes, las malas administraciones que ya están frustrados, cansado y puede que más ciegos que antes, y por eso ya no buscan quién se las hace, sino quién se las pague.
Regresamos a los tiempos de “ajucilenlo… luego veriguamos”. Y es lo que la ciudadanía ha estado haciendo, tomando la ley por su propia mano. Y eso es complicado, porque no investigan, se convierten en juez y verdugos, como en la película mexicana 0 y van 4, en donde una persona se roba una virgencita para darle las medicinas a su hija que está enferma, pero al salir tropieza con un maestro que está fotografiando el lugar, y cuando se topan, se le cae la virgen, el profesor quiere regresársela y el ladrón éste, huye, y qué hace el pueblo al ver que el profesor tiene la virgencita en la mano, lo linchan, sin averiguar, sin preguntar, es más, hasta usan el nombre de Dios para su “justicia”, al final, el ladrón confiesa, pero por un milagro se salva del ahorcamiento, y cómo no, si Dios no lo salva, entonces ¿qué tipo de Dios creemos? Pues, por robar una virgen para salvar a su hija hasta el pecado se le perdona.
Ojo por ojo, y todos quedaremos ciegos decía Gandhi, y es la ley de ahora, la gente cansada, fatigada, llena de rencor, de frustración, de coraje, toma el poder por su propia mano, y entonces sacan todo lo maligno de ellos, porque cansa, realmente cansa vivir así, y que no haya justicia, y si la hay, es sólo para aquellos que realmente tienen dinero, o amigos, no sé, creo que la justicia tomada por nuestras propias manos es la cosa más absurda que podemos hacer, pero se está haciendo, y las consecuencias son desagradables, ¡Pensemos!
Por lo demás, camina conmigo, sé que podemos tener una ley justa, real, y, sobre todo, una ley digna. Que sea genial tu semana.