De mal en “pior”
Marco Antonio Meza-Flores
Teólogo y Psicoterapeuta
Cuando puse el título del artículo pensé que muchos lectores posiblemente me juzgarían por cómo esta “pior”, pero fue con una intensión muy puntual.
En México cada día se reporta más violencia; más corrupción; más silencio, y más miedo. Cada día estamos peor, y por aquello de que cada día es más y más algo malo, ya la “E” se convierte en “I”, pues es la que le sigue del abecedario, y estamos pior, lo triste, o lo que me tiene con pendiente, es que mañana sea “Poor” (pobre en inglés), y ahora sí, bien bilingües, bien “doble idioma”, pero todos jodidos, o bueno, los que no son corruptos, tranzas y esclavistas serán los jodidos.
La situación se sale de las manos cada día más, y el gobierno enseña el colmillo cada día peor. Para muestra un botón. Resulta que, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, conocida como “Hacienda”, monitorea nuestras tarjetas de débito y crédito, es decir, por cada peso que tú metas a tu(s) tarjeta(s) Hacienda te va a preguntar ¿de dónde lo sacaste? Y lo “pior” ¿cuánto me toca de eso? O sea que ya no podemos sacar una “lanita” extra porque te van a pedir “su moche”, ¡válgame Dios! Si se te ocurría vender aguas, joyería, algo por las redes sociales, lavar un carro, hasta vender tu cuerpo desde tu casa, y, a parte, tienes la idea de depositar esas ganancias a tu tarjeta (cual sea), tendrás que dar cuentas y si es necesario pagar derecho por hacer lo que te genere dividendo, así de “pior” estamos.
Ah, pero eso sí, no puedes quejarte con las “autoridades”, porque ese es un trámite que debes hacer, no te dicen por qué, sólo te obligan a hacerlo, y si no lo haces, tendrás problemas.
Aunado a esto, si una persona (del sexo que sea, aunque quien más lo sufren son las mujeres) sufre acoso, pues “debes fundamentar bien tu demanda, si no, no te la valen”; bueno, se me ocurre comprar gas pimienta para defenderme de algún tipo malo, pero si lo usas es un delito, porque debes tener un permiso, que para obtenerlo casi casi te piden los pelos de la barba de satanás y tres joyas de la corona inglesa; bueno, ya está, no usaré gas pimienta, me meto a defensa propia por si pasa algo, y entonces “me defiendo”, pues debes saber que necesitas dejarte hacer algo, porque en caso de que te defiendas y el victimario sólo te sacó un arma y te amenazó, no es defensa propia porque no te descargó el arma primero… ¡Así las cosas en la “justicia”.
De mal en pior, y cómo no, si los que gobiernan siguen creyendo que los aumentos a la gasolina sólo afectan a los que tienen automóvil (¡plop! Como Condorito), y nos peleamos porque “estamos bien, pero tú eres un mal agradecido con el gobierno”. No sé si es ceguera profunda o estupidez mundial, lo que sí creo es que, si no paramos esto, la “I” se va a convertir para la población en su generalidad en “O” y entonces sí, seremos un pueblo “poor”, y esto, ¡valió cacahuate!
A no más de setenta días de las elecciones para los que nos han de gobernar, es tiempo de sentarse y pensar; o le seguimos para llegar a la “O”, o revertimos esto y nos regresamos a la “E”, y con trabajo arduo y mucha disciplina quitamos la palabra “peor”, para construir un México más equitativo y menos jodido.
Por lo demás, camina conmigo, será fantástico el viaje, y no habrá, nada peor, ni mucho menos “pior”.