De tin marin; de do pingüe
Marco Antonio Meza-Flores
Teólogo y Psicoterapeuta
A más de cuarenta y cinco días de la votación por el nuevo Presidente de la República la duda sigue en el aire ¿quién es el menos peor? Porque hablar del “bueno” es casi imposible, ¿bueno para qué? Entonces, creo que es importante hablar de ello, y bueno, existen tres candidatos “importantes”. Porque es cierto que al candidato de MORENA no se le encuentra nada (le pese a quien le pese) sobre corrupción o estilos de vida abundante, pero a su grupo sí; el candidato del PAN tiene cola que le pisen, además que su incongruencia hace que se mate sólo, él si hace del dicho mexicano “el pez, por su boca muere”, algo muy visible; hablando del candidato del PRI (que no sé si vale la pena en realidad) es lo mismo de lo mismo desde hace años, corrupción por todos los lados posibles.
Y lo peor es que se puede escuchar en algunos sectores la idea del “de tin marin, de do pingüe” debido a que no se sabe cuál es el menos peor. Y, si le añadimos a esto la idea de vivir en un país en donde la lectura es casi nula, la comprensión lectora es un milagro y la investigación se ha vuelto cosa del otro mundo, la incertidumbre es horrible.
Aunado a esto, se acusa a los partidos de dar “la torta, el frutsi y los quinientos pesos” por el voto; y somos duros con los pobres, los que aceptan este tipo de cosas (sobornos), los jodidos, pero, ¿qué podemos hacer si ellos necesitan respuestas ahorita, no mañana, si tienen hambre hoy? Y, quiero dejar claro que no aplaudo esto, y como le digo a mis pacientes/consultantes, lo entiendo, pero no lo justifico, pero es algo que vivimos sexenio tras sexenio.
Tenemos una obligación importante, tomar la historia y leerla, a lo mejor aprendemos algo en estos pocos días que nos quedan y votamos de manera “menos peor”, y con harta fe, de que la situación en la nación cambie, porque es verdad, si las autoridades hacen lo que les venga en gana, ¿por qué no puedo hacerlo yo, si ellos son el “ejemplo”?
No sé, espero que el “de tin marin, de do pingüe” no sea la mejor opción que nos quede.
Ahora, gane quien gane, debo seguir insistiendo en que debemos cambiar nuestras visiones tan simplonas de “por qué debo hacerlo yo”, a un, “por qué no”, México nos debe importa, la ciudad de Reynosa nos debe importar, es tiempo de cambios, es tiempo de historia, te toca a ti y a mí, dejar de echar suerte y ponernos a leer.
Por lo demás camina conmigo, y espero que, en el proceso, hagamos historia.’
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