Marco Antonio Meza-Flores
Teólogo y Psicoterapeuta
Hoy día el valor de las cosas es tan efímero, compramos cosas que no necesitamos, que se venden en cualquier lugar y a cualquier costo, se venden emociones, decisiones, sentimientos como si fueran cosas de segunda mano, sin entender que en realidad sí son importantes y que al final, no sabemos ni para qué sirven y mucho menos, cómo usarlas.
Agrégale a esto los pocos tiempos que tienes para estar en pareja, con nuestros hijos, en familia, o simplemente solo, porque nos da tanta pereza estar solos, o miedo, nos engañamos con la idea de “es mejor, más fácil y sobre todo más sano estar acompañado”; aunque la compañía sea patética y tóxica.
La vida cada vez es más compleja, nos entretenemos con la televisión, en lugar de tomar y leer un buen libro que nos despierte la imaginación y las ganas de ser mejores humanos cada día; además, la delincuencia organizada cada día toma más terreno en nuestras vidas, tenemos casi casi que pedirle permiso al “dueño de la plaza”, para poder salir y estar tranquilos… “no vaya a pasar que una bala nos tome desprevenidos.
La vida se hace más compleja, y los sentimientos se venden como si fueran dulces, ¡pase, pase, lleve su buen susto en la casa del terror! ¡Ven y siente cómo tu espíritu se relaja en esta vida nueva que tenemos para ti! ¡Just do it! ¡Yolo! Y un sinfín de expresiones que a veces ni entendemos y otras más sólo replicamos porque no nos queda “otra cosa que hacer”.
El valor de las cosas no tiene valor, valga la redundancia, ahora se necesitan muchas horas de trabajo para poder conseguir aquello que antes era más fácil, pues “con el salario mínimo no alcanza”, aunque el presidente diga que sí. Cada día valemos menos y se cosifica más nuestra vida, no importa que tanto puedas aportar, lo que importa es que tanto puedo quitarte.
Y, por si fuera poco, con tanto desbarajuste en la ciudad, y el gobierno callado, parece que no sólo no se vale nada, sino que no importa si estamos o no, ya no somos productivos y los que son, son mano de obra muy barata y desechable ¿qué está pasando? ¿Cuándo se perdieron los valores y el interés por el otro? ¿Qué día nos dormimos tanto que no hemos podido despertar? Tenemos una sola vida y la pasamos desperdiciando el tiempo, el dinero y sobre todo la fe en cada uno de nosotros.
Hoy, como otros días debemos reflexionar, abrazar a los amados, enamorarnos de la vida, aprender a surgir, a creer a crear, a caminar sin importar la meta, sino el camino, que al fin y al cabo eso es lo que nos dará paz y esperanza, espero que sentados podemos darle valor a las cosas, a las personas y sobre todo a nuestra vida, que es y debe ser espectacular.
Por lo demás camina conmigo, y aprendamos a darle valor a las cosas, no por el dinero, sino por lo que significan.
Un abrazo.