Columna Camina Conmigo

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Qué tanto es tantito

Marco Antonio Meza-Flores

Teólogo y Psicoterapeuta

En el México en que vivimos la gran mayoría de la gente sabe qué es corrupción, pero parece que no entiende lo que es; y esto, nos afecta grandemente, pues con ella, vienen los amiguismos, las tranzas, los “te paso una lana”, y un sinfín de cosas que nos han pegado con tubo y nos han dejado noqueados en casi todos los rounds de la vida.

Sin embargo, y no quiero decir que está bien o mal, debido a que no creo en eso, me pongo a pensar ¿por qué la corrupción? Un policía federal gana aproximadamente veinte mil pesos mensuales, y es una burla, pues éstos arriesgan su vida en su trabajo, están expuestos a un loco con arma, una balacera, la carretera, etcétera; mientras que un senador gana al mes ciento cinco mil, trescientos setenta y ocho pesos, sin contar seiscientos setenta y ocho mil trescientos setenta y cinco pesos de prestaciones; y un diputado gana mensualmente ciento cuarenta y ocho mil quinientos cincuenta y ocho pesos; si hacemos un balance éstos están ganando cuatro mil novecientos cincuenta y dos pesos diarios, que nada tiene que ver con los ochenta pesos que gana una persona “normal”.

Cuando veo estás realidades digo ¡qué tanto es tantito! O sea, qué tanto es malo hacer unas “tranzas” por debajo del agua, ¿qué pasa? Si en realidad los salarios no les dan para vivir a muchos, entonces dejemos que hagan sus “enjuagues” por debajo del agua y callemos. (?)

¡No! A pesar de eso, no debemos caer en la tentación del “qué tanto es tantito”, pues eso no sólo afecta a mi persona, sino a la nación entera; cuando dejamos que pase, dejamos entrar a la dejadez y la forma de pensar de “es que no tenía otra salida”.

Aprendamos mejor a dar mejores salarios a aquellos que merecen tener mejores salarios (valga la redundancia), y a disminuir a los otros que quieren ser “servidores públicos”. Porque no se vale que unos que casi no hacen nada ganen una fortuna y otros que se matan en el trabajo sean tan mal pagados.

Lo mismo pasaría en negocios “negreros”, donde los patrones pagan una “baba” de dinero a los trabajadores, mientras que los primeros se llevan unas ganancias estratosféricas, y podrían algunos decir ¿por qué, es justo? Pero si cambiamos los papeles, se darán cuenta que no hay nada de justicia en eso, no es posible y no debemos seguir jugando al ciego en estos rubros.

Qué tanto es tantito. En la corrupción, es “muchito”, porque vemos cada día más inseguridad, más mentiras, más “pan y circo”; gente sin comida, sin vestido, calzado y sin sueños; necesitamos también despertar en estos rubros, hacer voces claras, fuertes, que llamen a la construcción de un mundo mejor, o por lo menos, de una nación más formal, más fuerte, más congruente, más México.

Esa es nuestra tarea, comenzar a no dar “moches”; a señalar al corrupto; al que paga por no hacer; a aquellos que le roban a la nación. A dejar de decir “qué tanto es tantito”, y comenzar a ver que de poco a poco se llena el cantarito.

Por lo demás, camina conmigo, será un viaje, placentero y justo.