Columna Camina Conmigo

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Más ayuda el que no estorba

Marco Antonio Meza-Flores

Teólogo y Psicoterapeuta

No se trata de fuerza, ganas o de buena voluntad; se trata de hacer las cosas bien. Los últimos sucesos que han pasado en la República Mexicana han dejado devastado el país; que ya de por sí estaba medio herido por el crimen organizado, el mal gobierno y la dejadez de la ciudadanía.

Huracanes, terremotos, balaceras, secuestros, femicidios, corrupción y un sinfín de cosas que, poco a poco, llenaron el cántaro y terminaron por romperlo. Esto ha dejado a miles de familias sin algún miembro y/o con la perdida de sus cosas materiales.

Sin embargo, y muy a mi pesar; fue el terremoto lo que casi nos despierta, y digo casi porque todavía parece que necesitamos otra sacudida para despertar del todo.

¡Sí, sí, México está respondiendo! ¿México? No, como siempre algunas partes nada más, otros apenas si saben, y los peores ni se inmutan. Podemos verlo con los partidos políticos que no querían dar lo que ni es de ellos y nos pertenece a nosotros, o pueden darse cuenta cuando los “centros de acopio” que algunos de los gobiernos ponen lo hacen con el fin de ganar votos, pues ponen en las cosas los logotipos del partido correspondiente, de aquello que la ciudadanía ayudó.

Y no se trata de “sólo ser frontal y exponer lo malo”, como alguien dijo, sino de ser realista y no querer tapar el sol con un dedo, porque es cierto, el gobierno se ha hecho tonto, y muchos de los jóvenes de varias ciudades hacen lo que se supone ellos deberían hacer, tomar acciones, moverse y comenzar a quitar escombros, buscar gente con vida, alimentar a los que se quedaron sin nada, a los que colaboran por el gusto de hacerlo, y algunos porque es su obligación, para eso se les paga, así de frío como se lee.

Sin embargo, se trata de ayudar y no estorbar, un amigo decía: “En el terremoto de 1985 yo era un joven, ayudé en las labores de rescate, de quitar piedras, de buscar sobrevivientes; ahora fui a ayudar y me di cuenta que sólo estorbaba, los jóvenes hacían mucho más y más rápido, entonces me quité y ayudé en lo que puedo, en lo que soy, en dar aliento a las familias, en ubicarlos a dónde dirigirse y hasta en llorar con ellos”.

He visto que muchos psicólogos quieren ayudar y he señalado más de una vez que para eso hay que saber PAP (Primero Auxilios Psicológicos), no tienen gran ciencia, ¡no! Sin embargo, hay que prepararse en eso, y no te lleva más de tres días hacerlo, pero prefieren hacerlo “como salga”, total, la idea es ayudar.

¡No! La idea no es ayudar por ayudar, sino ayudar bien, porque de nada servirá tener muchas ganas, pero no saber hacerlo, es como si barriéramos y dejáramos la basura debajo de la alfombra, en algún momento eso se va a apestar y puede ser peor el caldo que las albóndigas.

Si no sabemos qué hacer, no estorbemos, mejor juntemos despensas, botiquines, lámparas, lentes, picos, palas, hagamos centros de acopio, busquemos cómo ayudar, pero de una mejor manera, esto no es de una, dos o tres semanas, nos llevará meses poder acomodar las cosas, y en meses espero que la euforia que tenemos hoy, siga, para que se alimente el espíritu mexicano y podamos construir un país mejor.

Mientras tanto, camina conmigo, será placentero.