¿Viva México?
Por Marco Antonio Meza-Flores
Teólogo y Psicoterapeuta
En días pasados, la nación celebró la independencia de México. Como cada año, en las plazas principales de cada estado, en el Palacio de Gobierno, los gobernantes, alcaldes y hasta las doce de la noche el presidente en turno grita: “VIVAN LOS HÉROES QUE NOS DIERON PATRIA”, y el pueblo repite “¡VIVAN! Para después citar por nombre a cada uno de ellos y con ellos escuchar a los ciudadanos gritar ¡VIVA!
Creo que cualquier mexicano sabe la historia y la fiesta que se celebra en el país, pero yo me pregunto ¿acaso estamos dormidos, drogados, zombis, o qué se yo para no darnos cuenta que lo que menos tenemos es independencia?
¡Claro! He escuchado a algunos decir, no estamos en Cuba, aquí nos podemos desplazar a cualquier lugar o ciudad sin problema alguno ¿en serio? ¿Acaso no leen lo periódicos? O los que vivimos en Reynosa ¿acaso no se dan cuenta que vivimos en zona de guerra? Claro que no estamos en Cuba, pero estamos en una zona que pareciera peor que ella… Si en realidad ellos están tan mal como algunos quieren creer.
Entonces, como buen mexicano me dispuse a prepararme con todos los pulmones y gritar ¡VIVAN!… ¡No! En realidad, no hice eso, había muchas preguntas en mi cabeza y poquísimas respuestas; y creo que, como buen mexicano (para otros un grinch, aburrido, aguafiestas, etcétera), no puedo permitirme voltear la cara a la realidad e ignorarla, así, sin más ni más.
A punto de gritar ¡Viva México!, recordé a la gente en Oaxaca y la última tragedia sucedida en la ciudad después del temblor, aunado a esto, tres días después, la lluvia que trajo el huracán Max a las comunidades oaxaqueñas les dejó más tragedias.
Después recordé algo que muchos quieren tapar con un dedo, aunque los otros cuatro destapen la crueldad en que nos movemos, pues siete mujeres (al menos las que se supone “sabemos”) mueren diariamente por feminicidios en el país, y pues el gobierno dice: “¡Aquí, no pasa nada!”.
Y en el país de “no pasa nada” me siguen faltando 42 estudiantes, siete mujeres diariamente, seguridad para los hogares, claridad en los dineros que el gobierno gasta al ton y son, cárceles a los corruptos, buena educación y un sinfín de cosas que ¡cómo no pasa nada! Las dejamos pasar como si fueran agua.
¿Viva México? Pero si apenas sobrevive, si apenas las quimios nos dan un suspiro de vida para este cáncer ciudadano. Sin embargo, y no sé por qué, sigo creyendo en su gente, en la sangre azteca que llevamos, sangre guerrera, que se levanta, que da un plus, que lucha, que crea, que cree, sigo creyendo que las espinas del camino son porque nos esperan los pétalos en algún lugar de este, creo en la ciudadanía de a pie, en sus gritos de dolor, en el lamento de las almas que han perdido un miembro de la familia por una bala perdida, creo (de creer) y creo (de crear).
Puedo decir que este año (como otros) no grité ¡VIVA MÉXICO! Más bien medité y me dije ¿Qué puedo hacer yo para que en realidad viva? Espero que algunos de los lectores comiencen a meditar sobre lo mismo, quien quita y el siguiente año, nos reunimos y por fin podamos dar ese grito con todo el sentido del mundo
Por lo demás camina conmigo, será una grata experiencia.