Salvemos el pueblo
Marco Antonio Meza-Flores
Teólogo y Psicoterapeuta
Aquí y allá se escuchan rumores que la ciudad es un caos, que la vida ya no es “vivible” y que cada día estamos peor.
Por un lado, el Ejército Nacional, la Marina, la Policía Federal y otros elementos de seguridad circulan por la ciudad como si en realidad “el pueblo”, fuera una zona de guerra. Por el otro lado, el crimen organizado, las diferentes mafias y la delincuencia son parte del momento de vida que tenemos; además, añádele a esto los sindicatos de transporte, de maquilas, de escuelas y un sinfín de otros que hacen de la ciudad, una ciudad compleja, llena de interrogantes y sobrada de respuestas sin valor.
Por otro lado, el gobierno se jacta de “ya tenemos camiones de basura”, pero eso debería haber sido a principios de año, no a mediados, además, ¿ya no le salieron las tranzas y tuvieron que hacerlo de manera honesta? Y todavía quiere el aplauso del pueblo dormido, pero ¡para eso pagamos impuestos! Es como si le dijéramos gracias al criado por aquello que por obligación debe hacer… no lo digo yo, lo dijo un tal Jesús, al que llamaban “El Cristo”.
¿Y el pueblo? Parece que está en una gran resaca o un sueño largo y tardado pues no se nota su participación imperante.
Sin lugar a dudas un pueblo educado es un pueblo que piensa y actúa, pero el pueblo está bastante alejado de ser “educado”, por ende, pensar y actuar no deja de ser más que un lindo sueño.
Un pueblo que se ama es un lugar que actúa, que se da y se forma de hombres y mujeres con ganas de hacer, de creer y de crear, que construyen caminos juntos para que el futuro sea más visible, o, mejor dicho, sea futuro, se fleta, “dicen en mi rancho”, es decir, se da en el camino, forma y crea un lugar de esperanza, un lugar en donde, todas y todas quepan, es un pueblo que no se rinde, un lugar que pele lo suyo y que, a pesar de las vicisitudes, sigue adelante.
Ese pueblo está aquí y ahora, es Reynosa, la ciudad de la esperanza, que, a pesar del camino, crea oportunidades, que no importa el peligro, crea sueños, y que se da con la gente; gente de a pie, gente honesta, trabajadora, llena de esperanza, gente mexicana, la raza cósmica dijera Vasconcelos, es decir, personas que a pesar de saber que los “vientos de cambio” son huracanes devastadores, siguen caminando con la esperanza de hacer un mejor lugar.
Salvemos al pueblo, despertemos, que la resaca o la pesadilla termine pronto es trabajo de todos, y que al final podamos sonreír y podamos ver todo lo que con trabajo honesto hemos creado, eso es Reynosa, eso es México, eso es ser y estar.
Por lo demás, camina conmigo, será un viaje fenomenal, te lo aseguro.