Columna Camina Conmigo

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La educación genera cambios

Marco Antonio Meza-Flores

Teólogo y Psicoterapeuta

Mis hijos son homeschool ¿qué es eso? No van a la escuela formal, toman clases en casa. ¿¡Qué he sido juzgado!? Claro, la sociedad no está preparada para nada de esto, por lo regular la gente común manda a sus hijos a la escuela, pero, ¡Nosotros no somos personas comunes! Y después de ver cómo sufrían por levantarse me pregunté ¿acaso la escuela debe ser un suplicio? ¡Claro que no! La escuela es el segundo hogar para muchos, pero no debe ser una tortura, al contrario, debe ser un gusto, un deleite, pero ¿qué pasa con la escuela? Mucho. La escuela no quiere hacer creadores, quiere hacer esclavos; obreros; trabajadores; mano de obra, si es barata mejor; entonces no educa, enseña, y eso no lo puedo tolerar.

Algunos no saben que la escuela es una idea prusiana. La idea inició fue hacer soldados, pero con el tiempo, se cambió, y ahora se trata de hacer obreros, por eso pueden ver que se juntan niños de cinco con los de cinco; de ocho, con los de ocho; y así sucesivamente, pero no les interesa que un niño de cinco sepa más que un niño de ocho, porque eso es “extraño”, y por eso, no se les pone en el grado de conocimientos, sino en el grado de edad.

Pues mis hijos son homeschool, y es que el de diez años, sabe cosas que algunos de preparatoria apenas están aprendiendo, porque, lee, se lee por lo menos treinta y cinco libros de grueso calibre al año; a los 7 años ya había leído “La metamorfosis” y “Carta al padre” de Kafka, y entendía el dolor de no ser amado, y el dolor de no amar lo que uno hace… entendió.

El más pequeño es más reacio a la lectura, pero la hace, el leerá veinte libros anuales, pero eso sí, ponle algún problema matemático y se vuelve loco, las matemáticas son su deleite, le encantan, y prefiere sumar, restar, dividir, multiplicar que leer.

Pues sí, mis hijos son homeschool, y hemos aprendido mucho de ello, su madre y yo, pues aprendemos a cultivar cosas, la importancia de las hormigas en el mundo, las abejas y las arañas, su veneno y hasta la importancia de ambas, algunos idiomas y hasta la música que ellos les gusta.

Quiero compartirte que esto no es fácil, he dejado mis conferencias y algunas cosas por dedicarme en la mañana a darles clases… o que ellos me la den a mí, ya no sé; pero sí les puedo decir que es tan satisfactorio aprender juntos.

Creo que la educación es algo harto importante, y que no deberíamos dejarla en manos de gente que sólo da clases por un sueldo, sé que todavía existen aquellos que lo hacen por vocación, aman lo que hacen y lo hacen con todo el espíritu, pero por desgracia son los menos.

La educación genera cambios, cambios de forma de pensar, de hábitos, de valores y de política, y en estos tiempos de dolor y desazón, es un buen tiempo de cambiar, de aprender y de aprehender, que no será fácil, ¡claro que no! Pero será fantástico. Caminemos juntos y veamos un nuevo amanecer.