Ser diferente
Marco Antonio Meza-Flores
Teólogo y Psicoterapeuta
He leído un sinfín de cosas en las redes sociales, a veces, hasta casi me hago del baño de leerlas, pero algunas si me causan un impacto increíble, sobre todo aquellas que hablan de “la normalidad”, ¡como si eso fuera sano! Ser normal es ceñirse a las normas establecidas por la sociedad en turno, es decir seguir el statu quo, debido a que, si esto no se hace, se les señala a los demás como “personas extrañas”.
Pero ¿qué es ser extraño? Simple, ser extraño es ser diferente, totalmente ético, nada de moral, sólo ética viviente, en donde no molesto a los demás, porque los demás crean mi entorno junto conmigo.
El ser diferente tiene un precio que pocos quieren pagar, porque implica que seas estigmatizado, que te señalen y que no quepas en casi ningún grupo, y con la necesidad que tenemos de ser parte de un grupo eso se vuelve casi caótico, entonces dejamos lo que pensamos e intentamos pensar: ¿cómo piensa el rebaño? Es más fácil y menos doloroso.
Sin embargo, preferimos señalar con el dedo a los que son diferentes, a los que en realidad tratan de hacer lo justo, a los que siempre buscan la equidad y no sólo la justicia, porque es más fácil, además algunos se sienten hasta valientes haciéndolo, ¡Na! No basta con querer ser diferente, hay que pagar un precio, y en realidad pocos lo pagamos.
Somos hipócritas, juzgamos a los demás porque son diferentes olvidando que nosotros somos tan normales. Kurt Cobaine el líder de la banda Nirvana decía: “Se ríen de mí porque soy diferente, yo me río de ustedes porque todos son iguales” y tenía mucha razón, porque a la gente le da miedo ser diferente, levantar la voz, decir ¡basta! Es mucho más fácil aplaudir al gobierno, a las presidencias lacras, a los usurpadores de poder, a aquellos que día a día roban al pueblo y todavía dicen “en qué les hemos robado”, ¡Basta de hipocresías! ¡Basta de ser normales!
La diferencia nos hace mejores personas, aprender de ella nos hace mejores seres humanos, ¿no sé por qué le tememos tanto? A veces creo que es porque es mejor no decir nada a decirlo todo, así, sin “pelos en la lengua”, es decir, sin miedo, sin esperar que alguien “más poderoso” me haga daño, la realidad nos da un golpazo en la cara y nos invita a ser tan diferentes y al mismo tiempo, tan sanos.
Porque la sanidad es ser diferente, es ser y estar, no sólo es pantomima, sino vida, y vida plena. Gandhi decía: “Mucha gente, especialmente la ignorante desea castigarte por decir la verdad, por ser correcto, por ser tú. Nunca te disculpes por ser correcto, o por estar años por delante de tu tiempo. Si estás en lo cierto y lo sabes, que hable tu razón, incluso si eres una minoría de uno sólo, la verdad sigue siendo la verdad”.
Hagamos como Gandhi, digamos la verdad, sigamos el camino y al final será genial. Mientras tanto camina conmigo, será un buen viaje.