Cuando el silencio es grito

Marco Antonio Meza Flores
Teólogo y Psicoterapeuta

Creo que es imperativo levantar la voz por los sucesos de las feministas en este viernes 16 de agosto del 2019, una marcha que si bien no fue del todo pacifica si era de “ya basta”, y es que la lucha no es contra el hombre, ya lo había mencionado en otro escrito, pero la pinche mala cultura de no leer pero si opinar se da mucho en estos tiempos, el feminismo lucha en contra de una ideología opresora llamada patriarcado o machismos, es decir, las feministas no están en contra de los hombres, sino de los machos.

Y sí sí, me pueden venir a decir a mí que eso es educativo, que viene de casa, que el machismo se enseña por papá y mamá, que la manga del muerto, pero eso ya lo sabemos, nadie está alegando eso, pero la lucha no viene de ahorita, no de hace un mes, viene desde hace dos siglos, ya lo había mencionado en mi escrito aquí en la columna “Camina conmigo” en el escrito “Hablemos de feminismo”, sobre la historia y que el término feminazismo es de lo más ignorante, no sólo por prejuicioso, sino por no conocer la historia y que esta tercera ola es violenta, reaccionario, está hasta la madre, por qué, porque han hecho foros, han hecho libros, simposios, dado conferencias, repartido información escrita, talleres, etcétera, para explicar qué es el feminismo y lo que no es el feminismo; se han metido denuncias, pliegos, fundamentados todos y las han mandado a la chingada, ¿cómo diablos no iban a reaccionar de esa manera?

Que sí, pintaron cosas que son históricas, que golpearon gente inocente, que hicieron un desmán, ¡claro que lo hicieron! Pero tienen un por qué, no lo justifico, lo entiendo, no es lo mismo, es cansancio, hartazgo, desesperación, angustia, etcétera, porque están hasta la madre, o hasta el padre, de soportar esto, de que no se les haga justicia, de que siempre es problema de ellas.

En la EFPC (Escuela de Formación de Psicólogos Clínicos) platicábamos de esta situación y decíamos, es que yo como hombre no tengo que buscar qué me tengo que poner para el día, agarro esto y aquello y pum ya me vestí, pero las mujeres deben ver qué van a hacer, con quién, dónde, cuándo, cómo, porque si ven a un cliente que sólo le ven las “tetas”, deben buscar una blusa que no se le noten, o si irán a un lugar donde está muy solo, deben traer pantalón, es más una alumna decía, yo traigo dos vestimentas, una falda para la tarde, pero en la noche tengo que ponerme pantalón y una blusa que no haga que mi físico se note, porque no falta el barbaján que me diga algo.

Y ya en la charla hablamos de cómo nos sentimos acosados, porque el hombre también es acosado, les decía que una vendedora de aguas me dijo un día, “entonces qué doctor, Me rostiza el pollo, o le marino el camarón”, y que eso me dio para sentirme ofendido un día, digo, me sentí vulnerable, usado, atacado, un sólo día, pero ellas deben soportar este tipo de cosas, todos los días, y todavía nos sentimos ofendidos.

La forma de manifestarse no es la más correcta, pero el fondo en lo real, ellas no son escuchadas, sólo son violentadas, y están cansadas de eso, quieren un cambio, y sí, el cambio se da desde la crianza, pero hoy por hoy no se ha dado, entonces debemos ayudar, demos ser empático, debemos seguir trabajando por un cambio real y no sólo imaginario,

Por lo demás, camina conmigo, te juro, que será un camino lleno de reflexión, equidad, justicia, pero sobre todo un camino en donde todas y todos quepamos.