Sé, el padre que siempre quisiste tener
(Primera parte)
Marco Antonio Meza-Flores
Teólogo y Psicoterapeuta
El escrito está divido en dos. Me enfocaré en la palabra padre con la idea de que sea inclusiva (madre/padre) y no tenga que estar poniendo a los dos.
En uno de mis escritos de hace varios años puse: “Sé, el padre que siempre quisiste tener”, y muchos padres me escribieron que si podía explicar más a fondo esto de “ser el padre que siempre quisiste tener”.
En América tenemos la ausencia de padres. Aunque se diga que la madre no está ausente, en realidad lo está, pues muchas de ellas, aunque su cuerpo está en casa, su mente y su tiempo está en otro lado, y últimamente el celular ha tomado la ventaja; y si a esto le añadimos que muchas trabajan por la necesidad económica, pues el tiempo de calidad con los hijos se reduce menos.
Sin embargo, creo que debemos ser los padres que siempre quisimos tener.
Cuando decidimos ser padres, decidimos (intrínsecamente) caminar con los hijos, de ahí la importancia de esto, no es darles lo que te sobra o lo que tienes; sino compartir lo que tienes, y, compartir es diferente a dar.
Observa nada más, cuando haces un regalo, a veces confiscas lo que hacen con él, es decir, decides qué y cómo se debe usar, pero ¿acaso no se lo regalaste? Si fue así, la persona puede hacer lo que me venga en gana con ese regalo.
Cuando uno le da lo que tiene a los hijos, ellos entonces pueden hacer lo que quieran con eso dado; lo que no pasa cuando uno comparte, porque al compartir distribuyo a todos, entonces puedo hacer con esa distribución algo inteligente y bien dado.
Ahora, ser padre es una decisión, y nadie me puede obligar a ser padre de alguien que yo no quiero, porque esto también ha sido un error social, si yo no quiero ser padre de alguien nadie me puede obligar, de ahí que muchas mujeres y hombres odien, así como se lee: odien a sus hijos. Algunas por ser parte de una violación, de un incesto o hasta de una calentura.
Y sí, puedo entender que muchos pensarán ¡claro, así se les quita la responsabilidad! Pero por favor, dejen las tripas a un lado y usan el cerebro, para qué se obliga a alguien a ser padre si no quiere, de ahí que tengamos padres tan ruines con sus hijos.
También tenemos los padres frustrados, esos que a fuerza quieren que su hijo cumpla sus metas (las del padre) y por eso lo meten a un equipo futbol, a danza, a belleza, etcétera; padres que quieren cumplir sus sueños en sus hijos y no los dejan crecer.
Otros que son perversos son los padres que les llaman gordo, panzón, barril a su hijo y después se quejan de por qué es anoréxico, bulímico u obeso.
O los que golpean a sus hijos por sacar malas notas, porque no hacen “correctamente lo que les mandaron hacer”, o simplemente porque no hacen su santa voluntad.
Ser el padre que siempre quisimos tener, es un trabajo de sentarse a pensar y meditar y un trabajo de todos los días. En la segunda parte hablaremos de eso.
Por lo demás camina conmigo, y si no tienes un padre, te puedo enseñar a adoptar uno.
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