Educar para el futuro
Por Marco Antonio Meza-Flores
Teólogo y Psicoterapeuta
Hace pocos días, hablando sobre cómo amarse a uno mismo y aprender a hacerse responsable y disciplinado para crear sus propias metas, me comentó un cliente/paciente: ¡Ojalá nos enseñaran eso que me dices en la escuela! Estuve completamente de acuerdo con esa aseveración, desgraciadamente la escuela no quiere educar a la gente, la enseña a ser buenos trabajadores, pero no a ser emprendedores y sobre todo a no ser disciplinados.
¿A poco no te das cuenta de eso? Pocos son los profesores que se esmeran para enseñarte a vivir, nos enseñan teorías y fórmulas (y a veces), pero no a crear, a pensar, a dudar, sin embargo, los maestros de la vida nos enseñan a dudar, a pensar y a crear, porque de eso se trata la vida, de crear y aprender a crear, ¡difícil de hacer, claro! Pero si fuera fácil, todos lo harían.
Educar es una palabra interesante, y no sólo la idea escueta de “encaminar, guiar o conducir”; para comenzar viene del latín educãre que es un verbo factitivo también llamado a veces causativo, es un verbo con doble objetividad, es decir, no sólo consiste en que el sujeto haga una acción, sino que esa acción consiste en que trabaja por sí misma; tomando en cuenta esto debemos entender que educãre es “ejercer una guía para que otro sujeto salga por sí mismo de un determinado estado, por ende, éste (el sujeto) se vuelve protagonista de su propio crecimiento”, en otras palabras, enseñamos al otro a pescar y mientras tanto, le damos el pescado, pero no por mucho tiempo, para que éste aprenda a buscar su propia comida.
Educar para el futuro es algo imperativo, sobre todo en la sociedad actual que nos obliga a buscar y no sólo a emplearnos para otros, pues muchas veces cuando hacemos esto terminamos estresados, cansados y llenos de fastidio porque, a pesar de “ganar dinero”, nos causa un conflicto “a veces”, tener que soportar gente que no sabe más que uno, que es intransigente, déspota y a veces castrante; pero no lo decimos, porque “es mi empleo y debo aguantar”.
Educar para el futuro se debe dar en crear oportunidades de cambio desde adentro, con capacidades definidas desde el mismo ser que las crea, pues, ha aprendido a creer y a crear, y no sólo a estirar la mano para ver ¿qué se le da y cómo?
Educar para el futuro deberá enseñarnos a hacernos disciplinados para nosotros y cuando eso pase, no terminaremos fastidiados, posiblemente sí cansados, pero con una gran sonrisa en la boca, pues estamos haciendo lo que amamos, y eso nos hará felices.
Por lo demás camina conmigo, construyamos, eduquemos y veamos como el futuro se ve fenomenal.