

A poco no les ha pasado que de repente tienen una, dos o más personas que no te das cuenta, pero son tus ángeles, es decir, son mensajeros de paz o de buenas noticias y no sabías porque con tanto ruido en el que vivimos no ponemos atención a las cosas que hay a nuestro alrededor.
A mí me paso, mi ruido hizo efecto por casi 7 años, y digo casi porque faltan un poco más de dos meses para llegar a la fecha del primer mensaje; desde el 18 de enero del 2016, una amiga cibernética de Quito (Ecuador) Manoli Vidal Sánchez (y pongo su nombre porque creo que se merece las palmas (aplausos) mías), comenzó primero con un “feliz cumpleaños”, después a mandarme postales de “pasa un día genial”; “bendiciones en este día”; etcétera, cada 15 días, después cada semana, hasta que hoy día me manda una bendición diaria, y ella no sabe pero muchas de las veces me ha hecho (salvado) el día.
Ahí me di cuenta de que tenemos ángeles en la vida y muchas veces lo ignoramos.
MÁS DE CAMINA CONMIGO POR MARCO ANTONIO MEZA-FLORES… DALE CLICK.
Recuerdo que hace tiempo quise cerrar Canah “un (mi) lugar de esperanza”, el cansancio, la desesperación, la falta de esperanza, de dinero, etcétera, me iban cansando poco a poco, entonces un anónimo de mis redes sociales me mandó una canción de Marcos Yaroide llamada “Mi trabajo es creer” y fue mi himno como por cuatro (más menos) años para seguir, cada que perdía la fe, el entusiasmo, las ganas, la ponía y eso me levantaba el ánimo… y me sacaba muchas lágrimas.
O las veces que han sucedido milagros en tu vida, hechos por personas que no sabes que existían, ángeles que, sin lugar a duda, te han levantado y te han hecho sentir que “¡sí se puede, sí se puede!”, amigos, conocidos y hasta desconocidos, que te dan aliento de vida.
Recuerdo un momento de flaqueza y lágrimas en los ojos, llamé a uno de los pocos pastores que yo considero tienen la vocación aquí en Reynosa Jonathan Luna, como yo le digo de cariño Jona, le llamé y le dije que, si podía verme, me dijo que sí y fui a buscarlo, lloré como un niño, y a pesar de yo mismo ser teólogo y pastor, y a ver sido su maestro en la maestría de teología, en ese momento necesita ser pastoreado, y mi ángel estuvo ahí, me vio llorar, me dio consejo, me acompañó sin juzgarme ni un momento y me liberó de mi dolor.
Otros de los ángeles que merecen mención en mi vida son Antonio Alva (mi hermano al cual amo); Sergio Vargas (otro de mis hermanos, que también amo); Arturo Medina y Marines, que son hermanos desde hace muchos años y que no se olvidan de mí, y de vez en vez, me mandan un mensaje lleno de amor; Mayra Domínguez (mi pareja) que jamás se ha olvidado de estar ahí a pesar de mi soberbia y mis estupideces; Mauricio Alonso, el cuál jamás ha dejado de apoyarme en mis proyectos de vida; mi cuñado Percy Buck, que ha sido a veces un protector para mí; mis muchachos graduados de la Escuela de Formación de Psicólogos Clínicos (EFPC) (no pondré sus nombres ellos saben quienes son); ¡puff! Son tantos y tantos los que han fungido como ángeles que no creo terminar la lista.
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Y es que a veces la necedad, la soberbia, nos ciega, nos vuelve inválidos y sobre todo necios, porque no querer ver lo que pasa es precisamente eso, cegarnos, y los ángeles están ahí, al alcance de un “necesito ayuda”, y esto es más difícil para los hombres que para las mujeres, porque como dije un día, a los hombres se nos ha negado desde hace mucho tiempo poder expresar lo que sentimos, pues nosotros nos debemos bastar por nosotros mismos y sin necesidad de ayuda, ¡nada más absurdo! Porque somos seres humanos, que lloramos y que sentimos, y que a veces nos ahogamos en nuestro dolor.
Por eso es tan importante tener los ojos abiertos y estar despiertos, porque no estamos solos, solas, estamos rodeados de ángeles que, sin lugar a duda, nos pueden ayudar, o tan sólo escuchar, que a veces es lo único que queremos.
Y es que desde la teología los ángeles no son seres con alas, eso es una gran mentira, un ángel es un mensajero de paz y armonía (cómo ya lo había mencionado más arriba) seres humanos que nos vienen a decir: “Todo estará bien, ten paciencia, tranquilo/a, llora todo lo que quieras, y después te levantas, te sacudes y caminas”. Hoy les escribo a esos ángeles en mi vida, seres que sin querer y otros queriendo han estado, están y estarán durante mi vida, y les digo ¡gracias, muchas gracias! La pregunta que te dejo es ¿tú sabes quiénes son tus ángeles? Si la respuesta es ¡No! Comienza a ver, despierta; si es ¡Sí! ¡Genial! Dale las gracias.





