Entre posadas, romeritos, tamales, pavo, buñuelos y champurrado, despedimos el año viejo 2016, con el corazón y el carácter sensibilizados por la esperanza que nos trae el inicio de un nuevo año. Buenos propósitos, cambios y ajustes en el estilo y forma de vida, apostamos por mejorar nuestra salud, buscando practicar algún deporte o actividad física, cambios en la dieta y cantidades de lo que comemos, cada uno de nosotros deseamos empezar un año renovados. Una tarea nada fácil, pues todos y cada uno de nosotros deseamos renovarnos y dejar de ser ¡el país más obeso del mundo! si nos damos cuenta que todo lo que queremos hacer depende en mucho de nuestro poder adquisitivo, que se vio mermado por las fiestas celebradas el mes diciembre, lo que marcará la diferencia en el éxito de nuestros propósitos.
El aguinaldo que recibimos en las primeras dos semanas del mes de diciembre, que la ley marca como: 15 días de salario mínimo o más, por prestación de servicio a quienes completen un año, exista o no contrato de trabajo, es un dinero extra que no se usa adecuadamente.
Para la mayoría de los hogares en nuestro país la navidad y el festejo de fin de año representa un gasto extraordinario, y aunque con gusto lo disfrutamos, esta cena es la más importante del todo el año y también la más costosa, ya que el gasto promedio va de los 500 pesos hasta los mil y mil 500. Además, si tomamos en cuenta que el consumo de bebidas alcohólicas encarece aún más este gasto, que, si no nos dimos a la tarea de planificarlo, pagaremos la factura en este mes de enero. ¿Por qué? Veamos algunos datos para ilustrarlo
En México el 50 por ciento de los jefes de familia utiliza su aguinaldo para financiar; fiestas, cenas y comprar regalos de navidad y fin de año, el 22 por ciento lo destinan a pago de deudas un 12 por ciento para vacacionar, 6 por ciento a gastos de día de reyes, 4 por ciento para eventos sociales, 3 por ciento para compra de electrónicos y el resto para compra de electrodomésticos. ¡Más claro ni el agua!
Por si fuera poco, el pequeño aumento al salario mínimo general de 80.04 pesos, que entró en vigor desde el día 1 de enero de este año 2017, propiciará una mayor inflación en nuestro país, reduciendo el poder adquisitivo. En otras palabras, dicho aumento no alcanzará para que los mexicanos afronten holgadamente la pronunciada cuesta de enero y si esto no fuera suficiente, el alza de las tasas de interés, afectan el poder adquisitivo de los consumidores.
Salario mínimo no quiere decir que los patrones deban pagar exactamente esa cifra, esta es solo una base y el pago real lo marca la productividad del trabajador.
El problema económico se agrava cada vez más, a raíz de no administrar bien el aguinaldo, la falta de cultura del ahorro y la crisis económica por la que atraviesa el país, provocando por consiguiente que casi la mitad de los mexicanos, 49 %, afronten la cuesta de enero con su sueldo, 22% por ciento pasará la cuesta con su aguinaldo, un 7% por ciento la afrontará con sus ahorros, el 12 % tarjetas de crédito y un último 10% por ciento solicitará un préstamo.
Poco alentador se vislumbra este 2107, los afanes del obrero, el micro empresario, el ejecutivo, el docente etcétera no decaen, aunque la incertidumbre por el camino que nos espera como vecinos de Estados Unidos dependientes de este, del rumbo que tomará su economía a raíz del cambio de su presidente, a sabiendas de que somos como muchos otros, un país que basa sus ingresos en la producción y venta de hidrocarburos.
Nuevas actitudes, previsiones y planeación de nuestros ingresos es lo que los expertos en economía y administración nos recomiendan. Ya empezamos, ahora hay seguir adelante sin mirar atrás.
¡Ciao!