Acusa usos y costumbres

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Por Excélsior

Hace cinco años el músico Humberto López Sánchez demandó al Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), dirigido entonces por María Cristina García Cepeda, actual secretaria de Cultura del gobierno federal. ¿La razón? Despido arbitrario e injustificado de la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN), que desde entonces dirige Carlos Miguel Prieto.

Audiciones a modo, despidos arbitrarios y discriminación de músicos no basificados, a quienes se denomina ‘extras’ sin derecho a voz, a descanso, ni a ocupar un lugar en las primeras filas de la agrupación, omitiendo el criterio de la calidad interpretativa. Éstas sólo son algunas de las prácticas toleradas por Carlos Miguel Prieto, acompañado por una representación sindical anquilosada.

Pero ¿quién es Humberto López Sánchez? Violinista egresado del Conservatorio Nacional de Música (CNM), que obtuvo una beca Fulbright-García Robles (2001) para hacer su maestría en la Manhattan School Music, donde estudió con Sir Colin Davis, Pierre Boulez y Pinchas Zukerman. Es director de la Camerata Metropolitana y este año abrió su propia academia de música. Hace tres semanas fue el concertino de la cantautora islandesa Björk, en el Auditorio Nacional; fue seleccionado para el Conductors Retreat en Medomak (EU), y ya prepara el segundo álbum con su Camerata.

Humberto López cuenta a Excélsior la trama de esta historia que inició en 2010, cuando tocaba para la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México (OFCM) y fue invitado para audicionar en la OSN.

Aquella audición fue tras cortina, duró cinco minutos y favoreció al intérprete como primer finalista, con un contrato de confianza. Sin embargo, al poco tiempo de su ingreso el músico descubrió “fallas sistémicas” en la OSN.

La primera fue cuando supe que la representación sindical de la OSN marcaba una diferencia entre basificados y ‘extras’ (contratados como de confianza), lo cual me pareció peyorativo, pero me dijeron que era parte de los usos y costumbres de la agrupación”.

La segunda, cuando descubrió que los músicos sin base no podían faltar ni descansar. “Esto significaba que no teníamos la misma rotación que los músicos basificados. Y aunque era un gozo para mí, ¿qué pasó cuando mi Camerata Metropolitana viajó de gira por Centro y Sudamérica? Tuve que faltar. ¿Y cuando recibí citatorio del juez porque mi padre murió intestado? ¡Lo mismo!”.

Luego supo que los ‘extras’ no podían ocupar un lugar en las primeras filas de la OSN. “Esto me pareció un tanto torpe y peligroso, porque vas creando la idea errónea de que eres menos importante entre más atrás estés sentado”.

Esto implica que el lugar de cada músico no está garantizado por sus méritos, sino por la antigüedad y la plaza que posee. “Pese a todo, el concertino me invitó a tocar a su lado en muchas ocasiones… pero esto molestó a la representación sindical.

A principios de 2012 la OSN convocó a una audición para una plaza como ‘violinista basificado’. “Quiero aclarar que existe la falsa creencia de que los músicos de confianza están obligados a participar en dichos concursos para preservar su estadía en la orquesta”.

La audición se realizó con normalidad. Sin embargo, el comité declaró desierto el concurso. Al día siguiente corrió el rumor de que los ‘extras’ se irían de la OSN con el aval del propio director artístico.

Quiero aclarar que para el sindicato la audición es muy importante… cuando así conviene. Ésta se hace a puerta cerrada, tras cortina y sin importar que varios de ellos nunca han ganado una audición”, apunta el violinista.