Un estudio reciente realizado por U.S.Trust indica que cuando más jóvenes somos y la vejez es algo lejano solemos referirnos como los “viejos” a personas de 59 años más o menos, a medida que maduramos y esta edad está más cerca subimos la edad en que consideramos vieja a una persona.
-Los millennials te consideran viejo a partir de los 59 años.
-La generación X te considera viejo a partir de los 65 años.
-Mientras que la generación boomer y la generación silenciosa dirá que nadie es viejo hasta después de los 73 años.
Muchos creemos que la vejez no es algo que nos pasa a nosotros.
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Preferimos, como las personas de la encuesta, mantener la vejez lo más lejos posible, a muchos de nosotros el impacto de no saberse joven suele ser fuerte y, a pesar todo lo poético y motivador que suele sonar que la vejez es un estado mental, lo real es que el paso del tiempo es inexorable y estos síntomas tarde o temprano llegarán:
-Alteración del sueño.
-Pérdida de la agilidad y capacidad de reacción refleja.
-Degeneración de estructuras óseo articulares.
-Aparición de trastornos cognitivos.
-Pérdida de la capacidad de asociación de ideas.
-Distensión creciente de los tejidos de sostén muscular por efecto de la gravedad terrestre (caída de los senos en la mujer, pérdida de la tonicidad muscular).
-Pérdida progresiva de la fuerza muscular y de la vitalidad.
-Aumento de la tensión arterial.
-Aumento, en los varones, de volumen de la Próstata, con riesgo de cáncer.
-Disminución de las respuestas inmunitarias.
-Disminución del colágeno de la piel, aparición de arrugas y flacidez.
-Pérdida progresiva de los sentidos del gusto, la audición y la visión.
-Pérdida progresiva de la libido, andropausia en el hombre, menopausia en la mujer
Jack Welch Jr. tenía una frase que describe la adaptación a la vejez :
La vida es un aprendizaje de renunciamiento progresivo, de continua limitación de nuestras pretensiones, de nuestras esperanzas, de nuestra fuerza, de nuestra libertad”.
Considero que la capacidad de adaptación y de poder mantenerse activo es lo que hace la diferencia al final de nuestras vidas y lo que finalmente define cuando podemos considerarnos viejos a pesar de lo que las diferentes generaciones pueden decir al vernos.
Podríamos concluir que en nuestra mente nunca somos viejos pero es nuestro cuerpo quien nos avisa”.
Diego Cabrerd.-Buenos Aires Argentina
