“Como nada es más hermoso que conocer la verdad, nada es más vergonzoso que aprobar la mentira y tomarla por verdad” Cicerón.
Desde hace un par de días, los habitantes de Tamaulipas que tienen un perfil en la red social Facebook han comenzado a ver en sus muros y en los costados de la página, en los lugares reservados para publicidad una serie de anuncios en los que la constante es la falacia, el rumor y la descalificación.
En concreto se trata de publicaciones pagadas en las que unos días aparece algo contra el alcalde de Nuevo Laredo Carlos Canturosas Villarreal o bien contra el senador Francisco Javier García Cabeza de Vaca, los que deja al descubierto la guerra sucia en redes sociales, en la pugna interna panista para definir al candidato a la gubernatura para el proceso electoral del 2016.
Si tomamos en cuenta los costos para cualquier anuncio o campaña de publicidad en Facebook que ofrece esta red social, podremos hacer un estimado de cuanto es lo que quienes están detrás de estas campañas están gastando. Al querer contratar un espacio publicitario, la página creada por Mark Zuckerberg ofrece paquetes que van desde 42 pesos por un clic hasta más de 6 mil pesos por un mes par aparecer en los perfiles que coincidan con las características del público al que se desea llegar.
Hablamos que en una mesurada campaña de cualquier tipo, se destinan entre 4 mil hasta 12 mil pesos, dependiendo de lo que se desee, es decir que den clic al anuncio, conozcan la página en la que proviene, promocionar un perfil o difundir una noticia. Recursos nada despreciables para una familia humilde de cualquier parte del país, pero insignificantes para aquellos que tienen a su disposición cantidades enormes de dinero, sobre todo provenientes del erario público, en forma de sueldos, compensaciones, etcétera.
Esos recursos son tan solo una parte, puesto que una campaña de publicidad que pretenda llegar al público objetivo y ser efectiva debe cubrir diversos medios de comunicación, tradicionales y modernos, por lo que el costo inicial bien puede triplicarse, esto continuando con un calculo mesurado.
Hasta aquí el costo financiero es claro, y sin querer limitar aspiraciones de ningún tipo o persona, debemos decir que existe la libertad de hacer y decidir la mejor estrategia para cumplir los objetivos, pero aquí, lo que queremos destacar es que políticos que están utilizando la guerra sucia, no están tomando en consideración el costo más alto que implica apostar por publicaciones de ese tipo.
Hablamos del costo en credibilidad que tendrá para su candidato, cualquiera que este sea, así como para el partido. Quienes han comenzado a integrar en su estrategia la guerra sucia, el escarnio o la difamación, no se dan cuenta que en el mediano plazo esto se abonara a su cuenta, en caso de ser seleccionados. Por que el descredito lanzado hacia el oponente de casa es como lanzar agua hacia arriba, situación que deberían valorar quienes aspiran a obtener la candidatura a la gubernatura de Tamaulipas, ya que con ello no solo juegan contra su oponente o su partido, sino eventualmente contra sí mismos.