“Lo esperado no sucede, es lo inesperado lo que acontece” Eurípides.
El mundo quedó pasmado con los acontecimientos del pasado viernes 13 de noviembre que cimbraron a la capital de Francia, París, efectuados por un grupo de individuos pertenecientes al llamado Estado Islámico, que con su acto también generaron miedo y estupor en el país galo, los países desarrollados y en los que están en vías de desarrollo.
El atentado que dejo más de un centenar de personas muertas, y otro tanto heridas, es reivindicado como un acto de guerra por el Estado Islámico y una gran número de personas consideran eso una aberración puesto que se sepa, Francia no estaba en guerra.
No restamos importancia, indignación y condena al hecho, es totalmente deleznable, puesto que murieron hombres y mujeres que no estaban tomando parte en un conflicto armado, que no se encontraban en el frente de guerra; situación muy similar a lo que han vivido en ciudades sirias desde hace cinco años.
Sí, Francia estaba en guerra junto con Estados Unidos, Gran Bretaña y otros países más, en una coalición para atacar al Estado Islámico, pero esa guerra, así como todos los horrores que encierra, es tan lejana y tan distante para la población de esos país, al igual que para el resto de las naciones que no se encuentran en esa zona, por eso la consternación mundial.
Tratar de entender las causas del atentado no es sencillo, una visión simplista es imputarlo a unos simples extremistas que han ido ganando adeptos, a un mero acto de terrorismo. La verdad es que el Estado Islámico está conformado por individuos de múltiples nacionalidades y que no solo se encuentran en Siria e Irak, que más allá de profesar una fe han encontrado razones para llevar a cabo su cometido que es imponer un estado, regido por la “ley sharia” o ley islámica, que acabe con las fronteras establecidas por las potencias que en algún momento controlaron la región, léase Francia y Gran Bretaña.
Así pues, las raíces de las causas que detonaron el atentado en Francia son muy profundas, y tienen que ver también con implicaciones religiosas, económicas y políticas, por lo que la solución no recae en simples bombardeaos a la que es considerada la capital del Estado Islámico, Raqqa en Siria.
Lo anterior puede ser entendido como lo explicó Samuel Huntington, en su celebre teoría del “Choque de Civilizaciones” en la que hablo de que los enfrentamientos eran inevitables debido a que cada una de las 9 que enumera cuentan con sistemas de valores significativamente distintos.
Más allá de las teorías, las acciones bélicas, económicas y políticas que los atentados ocasionarán en los próximos meses y años, estos traerán implicaciones para la seguridad de todos los países y de México en especial, al compartir una larga y porosa frontera con la nación que hasta hoy continúa siendo considerada la mayor potencia mundial del orbe: los Estados Unidos de Norteamérica.