Ruth Bader Ginsburg, ícono de los derechos de la mujer

Ruth Bader Ginsburg murió a la edad 87 años en su casa de Washington D. C. luego de una batalla de dos décadas contra el cáncer.

Para el ala más liberal del país, la noticia es devastadora, pues RGB, como era conocida, era un ícono del pensamiento más progresista de Estados Unidos.

Y su fallecimiento abre la posibilidad al presidente Donald Trump de nombrar un reemplazo y reforzar la mayoría conservadora de 5 a 4 que hasta ahora había en la Corte Suprema.

obre Ginsburg se han hecho libros y películas biográficas y su imagen aparece en camisetas y tazas de café hasta disfraces de Halloween.

“Creo que personas de todas las edades están emocionadas de ver a una mujer en la vida pública que ha demostrado que, incluso a los 85 años, puede ser inquebrantable en su compromiso con la igualdad y la justicia”, dijo hace un par de años Irin Carmon, una de las autoras de Notorious RBG, un libro sobre la vida de la jueza.

Famosa por su diminuta estatura, su actitud seria y sus largas pausas en las conversaciones, de ella se decía que no tenía paciencia para hablar de tonterías.

Pero ¿cómo pasó RBG a convertirse en un símbolo?

Feminismo y leyes

Joan Ruth Bader nació en el barrio de Flatbush en Brooklyn, Nueva York, en 1933, de padres inmigrantes judíos.

Después de graduarse de la Universidad de Cornell en 1954, se casó con Marty Ginsburg y poco después, tuvo su primer hijo.

Mientras Ginsburg estaba embarazada, fue rebajada de categoría en su trabajo en una oficina de seguridad social (la discriminación contra las mujeres embarazadas aún era legal en la década de 1950) y esa experiencia la llevó a ocultar su segundo embarazo años más tarde.

En 1956, se convirtió en una de las nueve mujeres que se inscribieron en la Escuela de Derecho de Harvard, en la que el decano obligó a sus estudiantes a decirle cómo podían justificar que ocuparan el lugar de un hombre en su escuela.

Más tarde se trasladó a la Escuela de Derecho de Columbia, en Nueva York, y se convirtió en la primera mujer en trabajar en las revisiones de leyes de ambos colegios.

Sin embargo, pese a haberse graduado en esas universidades, Ginsburg batalló por encontrar trabajo.

Finalmente, se convirtió en profesora en la Universidad Rutgers en 1963, donde enseñó algunas de las primeras clases de mujeres y Derecho, y fue cofundadora del Proyecto de Derechos de la Mujer en la Unión de Libertades Civiles de Estados Unidos.

En 1973, se convirtió en la asesora general de esa última organización, lo que dio inicio a una era prolífica para argumentar casos de discriminación de género, seis de los cuales la llevaron ante el Tribunal Supremo de Estados Unidos.

Ganó cinco de ellos, incluido el de un hombre que reclamaba la pensión de su esposa fallecida después del parto.

También fue durante este tiempo cuando discutió en nombre de una capitana de la Fuerza Aérea que había quedado embarazada y a quien le pedían que abortara al bebé para que no perdiera su trabajo.

En 1973, el caso Roe vs. Wade decidió la legalización del aborto, pero Ginsburg notó que, dado que el fallo dependía del derecho a la privacidad y no del de la protección igualitaria, estaba abierto a un ataque legal.

“La Corte se aventuró demasiado lejos en el cambio que ordenó y presentó una justificación incompleta de su acción”, contó en una conferencia de 1984.

La segunda mujer en la Corte Suprema

En 1980, el presidente Jimmy Carter nominó a Ginsburg a la Corte de Apelaciones de Estados Unidos para el Distrito de Columbia.

Se ganó una reputación de centrista, votando con los conservadores muchas veces.

Por ejemplo, cuando rechazó de escuchar el caso de discriminación de un soldado que dijo que había sido dado de baja de la Armada por ser gay.

El presidente Bill Clinton la nominó a la Corte Suprema en 1993, después de una prolongada búsqueda.

Ginsburg se convirtió en la segunda mujer en ser juez del más alto tribunal de Estados Unidos.

La disidente ardiente

Uno de sus casos más importantes y tempranos en la Corte fue el llamado Estados Unidos vs. Virginia, que anuló la política de admisión de solo hombres en el Instituto Militar de Virginia.

Al explicar su decisión, Ginsburg alegó que ninguna ley o política debería negar a las mujeres “la plena ciudadanía, la misma oportunidad de aspirar, lograr, participar y contribuir a la sociedad en función de sus talentos y capacidades individuales”.

POR BBC MUNDO