“Quienes somos adictas a un hombre tenemos la extraña creencia que de alguna forma encontraremos la manera de que nuestra relación cambie”

FUENTE VICE

CIUDAD DE MÉXICO.- “He soportado humillaciones; me ha restregado a muchas en la cara y yo sigo ahí como la más tonta de todas”.
“Yo le rogaba que me diera una oportunidad de quererlo…”

“Es muy difícil lograrlo, pero tengo que dejarlo”.

Estos testimonios pertenecen a mujeres que encontraron en internet un sitio para expresar lo que viven con sus parejas. Las confesiones no terminan. Una vuelta por foros femeninos muestra historias como estas y muchas más. Pero el internet no es la única salida para estas mujeres que quieren compartir sus historias. Un lugar muy diferente al sicólogo o a “el café con las amigas”, busca ayudar a aquellas que no pueden sobrellevar lo que viven con sus parejas. Con base en los 12 pasos de Alcohólicos Anónimos, se formó en 1995 Adictas a un Hombre Anónimas (AHA).

Karina* es la fundadora del grupo. La paradoja de su creación se encuentra en la historia misma de su necesidad de amar. Después de separarse de su primer esposo porque la golpeaba, Karina creía que algo faltaba en su vida. “Sentía tristeza, soledad, y una sensación de orfandad a pesar de estar rodeada de personas que me querían. Y como esta sensación cada vez era más dolorosa, llegué a la conclusión de que me faltaba una pareja”. Fue entonces que se dedicó a buscarlo —y lo encontró— en un grupo de Alcohólicos Anónimos.

Llegue a ese grupo y me autonombré alcohólica —aunque no lo era— y ahí conocí al hombre por el cual casi pierdo la vida y la cordura: golpeador, agresivo y violento, pero que yo decía amar. Él era inaccesible, frío y rígido, pero yo creía que con mi amor y tolerancia cambiaría… y no fue así”.

Su pareja no quería estar a su lado. Siempre quería marcharse, así que Karina no veía otra opción más que suplicarle. “Le rogaba, me abrazaba de sus piernas pidiéndole que no me abandonara. Finalmente se fue y yo empecé a morir día a día”.

No tardó en tocar fondo. Ella sentía cómo poco a poco “perdía la razón” hasta que descuidó a sus dos hijos, su trabajo y su salud.

Hoy sé que no fue la casualidad, sino Dios el que me llevó allí, pues me estaba preparando para que un día fundara esta asociación. Y como en mi localidad no había, tomé los principios de Alcohólicos Anónimos y así nació Adictas a un Hombre Anónimas”.

Pero, ¿de verdad una mujer adicta a un hombre podría recuperarse a través de un programa basado en los 12 pasos de Alcohólicos Anónimos?

 

adictas

La respuesta parece ser que sí. Después de que Gabrielle Glaser, autora del libro Her Best-Kept Secret: Why Women Drink—And How They Can Regain Control asegurara casi categóricamente que el programa no funciona en un artículo en The Atlantic, la réplica no se hizo esperar.

New York Magazine contestó. Con base en diversas entrevistas con John Kelly, especialista en sicología clínica en el Hospital General de Massachusetts y Lee Ann Kaskutas, investigadora en el Grupo de Investigación de Alcohol en Estados Unidos, aquellos que están comprometidos con algún programa basado en los 12 pasos tienen de 30 a 50 por ciento más posibilidades de continuar en abstinencia.

El secreto para ambos investigadores radica en que el programa es un tratamiento basado en una red que proporciona apoyo, confianza y motivación suficientes como para cambiar conductas.

Las personas que acuden a un programa de 12 pasos se involucran en una red social que apoya su abstinencia”, asegura Kaskutas. “Cuando piensas en un mecanismo inspirado en redes sociales o en el beneficio sicológico de ayudar a otros, nada tiene que ver la fe o Dios, sino la realidad de personas que conocen a otros en su misma situación”.

De acuerdo con Karina existen algunas señales que pueden poner sobre aviso a cualquier mujer en esta situación. Algunas van del aumento o pérdida de peso y depresión hasta pensamientos recurrentes sobre la muerte. Sin embargo, es una enfermedad que presenta diversas fases, según se describe en su página de internet.

“Quienes somos adictas a un hombre tenemos la extraña creencia que de alguna forma encontraremos la manera de que nuestra relación cambie”.

Casi todas las razones de la dependencia emocional hacia una persona “se derivan de la infancia”, una etapa en la que puede ser que la persona no haya tenido un apego con la madre o con el cuidador, según Aleida Ballesteros, directora de la Licenciatura en Psicología Organizacional del Tecnológico de Monterrey Campus Estado de México.

“Si es que no existe cercanía”, explica, “surge una ambivalencia en la que la niña está con su mamá o cuidador y se la pasa mal, pero si se separa de esa persona, su ansiedad sube. Así es como nace una personalidad dependiente”.

Luego, en la etapa adulta, surge una especie de “bebé-madre”, es decir, “una mujer que soporta golpes, abusos o indiferencia, pero que no puede alejarse del hombre que le proporciona la ‘seguridad que necesita'”.

Karina parece aceptar esta afirmación, pues ella cree que cuando una mujer intenta cambiar, educar y controlar a un hombre y sobre todo cuando cree que es “normal” lo que vive, “asume la culpa y permite la violencia de su pareja”.

AHA nació en Ecatepec, Estado de México, y al día de hoy la asociación cuenta con 12 grupos en total. Diez en el Estado de México, uno en Chihuahua, uno en Querétaro y un grupo virtual en construcción para quienes se encuentran en diferentes lugares.

“Nuestro objetivo es alcanzar a la adicta que está sufriendo en el último rincón del mundo”.

Eso sí: aunque AHA se basa en los 12 pasos de AA, al igual que otras fraternidades como Neuróticos Anónimos, lo mejor es acudir al grupo que corresponda. La razón está en la empatía: “Para que una terapia de ayuda mutua funcione necesitamos estar con las personas que tengan la misma adicción, porque de esta manera se forma un puente de comprensión y de reflejo”, asegura Karina.

Muchas mujeres creen que lo suyo es amor, cuando en ocasiones puede ser una idea obsesiva. En ocasiones esa ilusión las despoja de su voluntad y pierden la capacidad de razonar y actuar de forma adecuada. La realidad es que la mayoría de las veces es sólo un síntoma de problemas más profundos, como explicó Ballesteros. Si es así el primer paso para sanar, como en todas las adicciones, está en el sincero deseo de librarse de esa obsesión y contar, por fin, una historia de supervivencia.

*El nombre de la fundadora fue cambiado para proteger su anonimato.