Abren tumbas en el vaticano; estaban vacías

Por El Debate

Ciudad del Vaticano.- Pietro Orlandi, que desde hace 36 años busca a su hermana Emanuela, la hija de 15 años de un empleado vaticano que desapareció sin dejar rastro y cuyo caso se ha convertido en uno de los mayores misterios de Italia, insiste que “en el Vaticano saben lo que sucedió”.

La familia Orlandi, tras años de peticiones, consiguió que el Vaticano autorizase la apertura de dos tumbas dentro de las murallas del Vaticano, donde se les había indicado que podrían estar los restos de Emanuela, pero finalmente resultaron vacías.

Nos han ilusionado y desilusionado tantos años”, explica Pietro Orlandi, quien, en todos estos años, tras la muerte de su padre y con su madre ya anciana, encabeza la batalla para conocer las respuestas de la desaparición de su hermana.
Las investigaciones de la Justicia italiana sobre la desaparición de Orlandi se archivaron en 2015 definitivamente y el Vaticano nunca quiso dar respuestas a las preguntas de la familia hasta hoy.

Para Pietro Orlandi, “la diferencia es que, después de 36 años, el Vaticano cambia su posición sobre esta historia y admite que existe la posibilidad de que pudiera haber una responsabilidad interna de lo que ha sucedido”.

Para el hermano de Emanuela la decisión de abrir las tumbas “ha cambiado todo” porque “hasta hace poco en el Vaticano era absurdo sólo pensar que podría haber responsabilidades internas”.

“Después de 36 años, (el Vaticano), de manera concreta colabora en la investigación y teniendo en cuenta que las investigaciones están cerradas en Italia desde 2015 para nosotros es un paso importante porque no es un paso sencillo”, agregó.

Orlandi explica que la petición de abrir la tumba no solo llegó con la carta anónima con una foto de la tumba con la frase “Busque donde indica el ángel”.

Las indicaciones que nos llegan desde hace más de un año no son anónimas y son internas al Vaticano”, aseguró.
Por ello, destaca que “la investigación no se puede acabar en las tumbas” y espera que, ahora que han abierto las pesquisas, “tengan la voluntad de continuar”.

En la instancia que depositaron ante el Tribunal vaticano, explica que, además de inspeccionar las tumbas, se pide “escuchar a varias personas” y que también “le tomen testimonio” porque, denuncia, “nadie lo ha hecho nunca”.

Han pasado 36 años desde que Emanuela desapareció aquel 22 de junio de 1983 cuando salía de su clase de flauta en la escuela de música de San Apolinar, en Roma, y su hermano Pietro relata todas las pistas que han tenido que seguir desde entonces.

Desde la pista internacional del terrorismo con la petición de intercambio por Ali Agca, arrestado por atentar contra Juan Pablo II, o la deuda económica contraída con la mafia por el dinero que alguien en el Vaticano enviaba, vía Banco Ambrosiano, a Polonia (para apoyar a los antisoviéticos) o incluso la pista sexual…”Hemos seguido todas, porque en todas había algo de verdad y no se podía abandonar”, afirma.

Pero a pesar de todas las pistas, Pietro Orlandi siempre ha defendido que “en el Vaticano saben lo que sucedió” y que “hay responsabilidades de alguien en el interior de la Santa Sede que ordenó el secuestro”.

Y añade: “Lo que no conozco es el motivo, pero yo puedo decir esto porque he visto el comportamiento que ha tenido el Vaticano en todos estos años”.